BOB DYLAN ROLLING THUNDER REVUE 1975-1976 |
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...y cuando terminaron las lluvias, allí estaba él. Una mata de pelos acaracolados, un semblante machacado por años de caminar contracorriente, una guitarra llameante en bandolera. Y seguía cantando. Canciones de amor desesperado, tan terribles como el filo de una bayoneta. Diatribas abrasadoras contra un sistema que segrega injusticia como un producto natural. Profecías cargadas de rabia. Visiones rimadas de su torbellino interior, de ese lado oscuro que muchos intentan acallar. Andanadas vengativas contra las hienas que danzaban a su alrededor. Pero también cantaba otro tipo de sentimientos. Himnos de amor hechos con tierra húmeda en las botas. Elegías para las víctimas anónimas de la historia, cuyo destino nadie lloraba. Historias misteriosas de otros tiempos. Relatos de lejanas aventuras. La gente se paraba a escucharle y se sentía FORTALECIDA, ILUMINADA, FELIZ. Y la gente le llamaba TROVADOR, POETA, JUGLAR, COMEDIANTE, MAESTRO, AMIGO... |
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Miguel Adellac 18 de abril de 1998 |